CARTA AL PRIMER AMOR

María Elena · **Registrado:** 13 Feb 2011, 16:04 **Mensajes:** 1339

CARTA AL PRIMER AMOR

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No se por qué, pero hoy, después de muchos años, he estado pensado en ti. Fuiste mi primer amor, aunque no se si se puede llamar amor al sentimiento de una niña de 7 años. Sí, no te asombres, aunque te parezca raro y un poco precoz, esa edad tenía yo cuando me empecé a sentir atraída por ti. Tú tenías entonces 11 años y eras tan guapo….rubio y de ojos verdes y con el atractivo añadido, de tu acento italiano que, aunque desde hacía tiempo vivías en España, aún conservabas

Todos los veranos pasábamos las vacaciones en el mismo pueblo, yo con mis abuelos y tú con tus padres y hermanos y todos los veranos, cuando estaba cerca de ti, yo hacía un sin fin de tonterías, trepaba a los árboles, daba volatines, caminaba por el borde de las tapias….y todo ello para llamar tu atención y que te fijaras en mi de una forma especial, algo que nunca conseguí a pesar de que yo, según decían, era una niña guapa. En esa edad, cuatro años de diferencia son muchos y seguro que tú me veías como una niñata haciendo tonterías. Ni por un momento se te pasaría por la mente que todas mis cabriolas y extravagancias eran una forma de atraer tu atención una forma infantil de coqueteo, tratando de conquistarte.

Fui cumpliendo años y la atracción fue también en aumento y cuando tenía 15, supe que estaba enamorada de ti, o al menos eso creía yo entonces. Tú, que ya de niño eras guapo, te habías convertido en un chico de 19 años muy atractivo y con una sonrisa encantadora (siempre me han cautivado las sonrisas bonitas). Lo sabías y te aprovechabas de ello y siempre estabas rodeado de niñas, más próximas a tu edad que yo, que bebían los vientos por ti y a mi me hacían padecer.

En esa época, la de mis 15 años, yo formaba parte de un grupo o cuadrilla de chicos y chicas, de edades comprendidas entre los 15 y los 20 años, que solíamos ir a nadar, a montar en bici, a romerías y a todo lo que se nos ocurriese y fuera divertido para pasar el verano. A veces, pocas, tú te agregabas, participando en lo que hacíamos y no sabes que gran emoción me producía ir contigo a nadar o a montar en bici, aunque no me prestaras la mínima atención.
Y los domingos, cuando en la plaza del pueblo me sacabas a bailar que, aunque no muchas, algunas veces lo hacías, no cabía en mi de gozo y al sentir tus brazos alrededor de mi cintura, todas las mariposas del mundo revoloteaban en mi estomago. Esa noche me dormía soñando que estaba en tus brazos y me besabas A pesar de los años transcurridos lo recuerdo como si hubiera pasado ayer.

Nos hicimos mayores y todos nos fuimos distanciando. Terminamos los estudios, empezamos a trabajar y dejamos de ir los veranos al pueblo, cada uno buscó su camino y poco a poco fuimos perdiendo el contacto y dejamos de vernos. Pasaron los años y mi amor por ti era ya solo un dulce recuerdo.

Una tarde, en una cafetería te vi, a pesar del tiempo transcurrido, te reconocí al momento. Ibas con una niña preciosa, de unos 10 años, rubia y de ojos claros, que supuse sería tu hija, pues se parecía a ti. Estabas un poco avejentado y parecías de más edad, pero aún así, seguías siendo muy atractivo. Estuve un buen rato observándote, sin que tú te percataras de mi presencia, aunque probablemente no me hubieras reconocido pues yo nunca fui nada especial para ti y además hacía tantos años que no nos veíamos……. De pronto sonreíste a la niña, con esa tu sonrisa tan encantadora y yo, a pesar de que ya me había olvidado de aquel mi primer amor, volví a sentir mariposas en el estomago.

Ahora estoy escribiendo esta carta, que no vas a leer, y no sé por qué ni para qué la escribo. De pronto me ha venido a la mente tu recuerdo y con la nostalgia de aquellos años he sentido la necesidad de plasmar en un papel los sentimientos y emociones que tu sola presencia me producían, y aunque mi vida y la tuya han ido por caminos distintos y yo soy feliz con mi pareja, quiero decirte que tú has formado parte de mi niñez y juventud y aunque nunca lo has sabido y nunca lo sabrás, fuiste mi primer amor, un amor platónico pero que, aún así, me hizo soñar y emocionarme, me hizo vibrar y estremecer y me llevó a las nubes y este recuerdo siempre será algo muy entrañable que guardaré en un rincón muy especial de mi corazón.

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© María Elena Tamayo
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