Yo te quiero para rato, así que decidí que no te amo, porque eso significaría que en una suerte de fugaces instantes se agotaría la sazón de esa que quiero en ti saborear por largo tiempo, ya no eres la Diana de mis canciones ni de mis poemas, ahora eres la Diana que conocí y aún conozco, que no se pierde y pese a lo grumoso de la rutina hace mágicos sus días como pueda, de pura terca. Así te quiero seguir recordando, aunque seas solo un recuerdo persistente, te quiero siempre, te quiero viva, te quiero abrumada de felicidad, ahora lo que siga ya no será culpa mía, me lavo las manos y la conciencia, no problemas más deseo, y viceversa. Creo que estas palabras no quedaron muy claras, pero creo también que puedes coger la idea de volada, te sobra perspicacia. Había escrito en otros papeles una larga y cursi y falsa/cierta explicación, te la adjunto porque sé que a veces pica la curiosidad por lo no escrito, por lo faltante, a mi me pasa, en fin, sigues siendo imaginariamente tú, la que no se desdibuja a falta de sentidos. Te quiero tú y no otra cosa.
El adjunto.
Dile al señor Mollyck que no se preocupe, no planeo robarte, suena hasta absurdo, es que, y sonará confuso, la verdad no te amo, no me gustas, no te quiero, ni siquiera podría odiarte, ni extrañarte, lo he decidido últimamente, eres ese punto intermedio, no podría pensarte como enamorada, no encajas, eres demasiado… genial, tampoco como amiga entras, siento demasiado hacia ti, algo que no es amor, ni se le acerca, si lo fuera ya andaría yo gritándote versos, trompeándome a puñetazos con el monsieur Dante, haciendo estupidez y media, como exige el amor, es más, no puedo pensar en ti junto a mí, no eres mi pieza del rompecabezas (jajaja, rompecabezas), ni mi otra mitad, si es que eso existe para mí, ni me complementas, más bien me reafirmas, como un sí gigante en tu rostro, un está es la que buscábamos, por eso nunca dejé de buscarte, si recuerdas, te saqué a bailar en una fiesta, estaba picadito por eso no me sentí tonto, como siempre es a tu lado, recuerdo que te hice reír, eso me basta, también te abracé en esa vaina del retiro, no funciono, tal parece, mi ¿borrón y cuenta nueva?, y unas cuantas ocasiones más, que tenían ese color a inútiles desde el comienzo, por eso me sigues escribiendo, eso me gustaría creer, porque no represento algo así de exuberante como lo que ustedes dos gozan, no les aplaudo, solo les digo disfrútenlo, me siento viejo al decir esto, y también algo “dull”, esa palabrita francesa que define estos días de verano que rayaron en lo denso del manjar blanco rancio, así que quedamos en que nada más allá que palabras ¿o sugieres algo más conveniente? no veo algo más esencial, yo solo quiero hablar contigo, conversar, me interesas profundamente a un nivel extrañamente fuera de todo sentimiento, de todo lo que choque con la fea palabra “relación”, quiero pensar en ti como algo más que eso, algo que dure, porque todos sabemos que hasta la amistad más profunda se puede perder, por más que luchemos por evitarlo, siempre habrá abismos, y no me creas pesimista, ni realista, ni siquiera optimista, me he decidido a gozar de la vida pese a todos sus inconvenientes, el mayor: la muerte, y todo lo que traiga lo aceptaré con cariño, porque es inevitable que todo termine, así siempre ha sido, en fin, no me gusta armar dramas, lo mismo que tu, dile a tu flaco ese, que es buena gente, lo reconozco, que no se angustie, que se entere de esta conversación, no tengo nada que esconder, ni tú tampoco, nunca me ha gustado mentir aunque a veces sea necesario, y tu también, no te hagas la valiente y me dejes de escribir, porque si así fuera me romperías, no quiero perder tu cariño de nuevo, en serio eres para mí alguien importante, no eres ni fría ni caliente, tibia, ni más ni menos, socavas los extremos, ni amiga ni amor, te tengo el cariño propio del que tendría a una hija, a la vez una madre, a la vez una hermana, casi casi mi sangre, algo mejor, lo que sea que seas te tengo por quien eres: Diana, eso debería bastarnos, si fuéramos algo más el uno para el otro la cagamos, con mayúsculas si pasara, no quiero cagarla, ya mucho tengo con mis problemas, y supongo que tú con los tuyos, creo que puedo vivir con esto, aún cuando conlleve confusiones y malos entendidos, me agradas como solo tú podías lograrlo, basta de halagos, tú sabes lo que quiero decir, te tengo un gran afecto, no espero nada a cambio, si gano o pierdo me da igual, te quiero, aunque contradiga lo que al comienzo dije y sí pues, te extraño, soy un vil mentiroso, punto, no busco más y menos menos, solo quiero disfrutarte mientras duren estos tiempos de cercanía lejana, yo…me he quedado sin palabras, disfrútame mientras siga siendo yo y no me convierta en algún tipo de monstruo común y corriente, si es así, mátame primero.
Cierra el adjunto.
Para variar, esta vez no un abrazo, dejémoslo ahí pendiente y hasta que vuelva a por ti. Te dedico cuatro sonrisas, no de las mías, esas son feas, elige tú las tuyas. Salud.
Nico.